Acondicionar el suelo de una vivienda con décadas —o incluso siglos— de historia exige rigor técnico, sensibilidad hacia los materiales originales y una estrategia clara para controlar la humedad y la pérdida energética. En esta guía encontrará criterios profesionales, métodos de intervención y recomendaciones para seleccionar el sistema más adecuado según el tipo de forjado o solera, el nivel freático, el uso del espacio y las limitaciones de altura. El objetivo es doble: ganar confort y durabilidad, reduciendo consumos y patologías asociadas a la humedad. En Rostrinium, nuestra empresa, aplicamos esta misma filosofía en proyectos de rehabilitación y también en la construcción de viviendas, garantizando soluciones técnicas que combinan eficiencia, estética y respeto por los materiales.
Por qué es importante aislar el suelo en una casa antigua
En edificios tradicionales, el contacto suelo–terreno suele carecer de barreras de vapor eficaces y de capas térmicas continuas. Esto provoca puentes térmicos, humedad por capilaridad y condensaciones que se traducen en estancias frías, olores, moho y acabados deteriorados. Además, un suelo sin aislamiento penaliza la eficiencia de los sistemas de climatización (radiadores, suelo radiante o aerotermia), elevando el gasto energético mes tras mes.
A nivel patológico, la humedad por capilaridad asciende a través de cimientos y soleras, cristalizando sales (eflorescencias) y desprendiendo pinturas o rodapiés. En suelos de madera, acelera el ataque fúngico y la deformación de lamas. Desde la perspectiva del confort higrotérmico y la salubridad, aislar el suelo en casas antiguas es una intervención con retorno garantizado: reduce pérdidas, estabiliza temperaturas, mejora el aislamiento acústico frente al ruido de impacto y alarga la vida útil de acabados y mobiliario.
Cómo identificar la necesidad de aislamiento frente a la humedad
Antes de aplicar soluciones, conviene confirmar el origen y la magnitud del problema:
- Indicios visuales: manchas oscuras en zócalos, eflorescencias blanquecinas, pintura desconchada, parquet abombado, rodapiés hinchados.
- Señales olfativas: olor a cerrado o moho, más intenso tras periodos de lluvia.
- Mediciones: higrómetro de superficie, prueba de carburo (CM) en soleras y termografía para localizar zonas frías o puentes térmicos.
- Prueba de lámina: fijar polietileno sellado al suelo durante 48–72 h; si aparece condensación interior, hay falta de aislamiento o ausencia de barrera de vapor.
- Inspección constructiva: comprobar si existe solera, suelo de tierra, forjado de madera o cámara sanitaria.
- Entorno: revisar pendientes exteriores, canalones, drenajes y relación de la cota de calle con respecto a la vivienda.
Si se pregunta cómo aislar el suelo de una casa de la humedad, empiece siempre por un diagnóstico riguroso que descarte filtraciones puntuales (roturas de redes) y confirme el papel de la capilaridad.
Cómo eliminar la humedad que brota del suelo
No basta con cubrir con un nuevo pavimento: hay que cortar el aporte, evacuar el agua y crear barreras duraderas:
- Cortar la capilaridad: inyección de resinas hidrófugas en zócalos o colocación de láminas anticapilaridad bajo nuevas soleras. Cuando proceda, impermeabilizar los cimientos desde el exterior con morteros de cal hidráulica natural (NHL) o membranas específicas.
- Drenaje: mejorar pendientes exteriores e instalar drenes perimetrales o geocompuestos drenantes.
- Barrera de vapor y estanqueidad: membranas de EPDM, polietileno de alta densidad o lámina asfáltica, bien solapadas y selladas.
- Ventilación: en cámaras sanitarias o forjados de madera, asegurar ventilación cruzada; si es insuficiente, incorporar ventilación forzada.
- Recrecido compatible: morteros adecuados con aislante incorporado y junta perimetral.
- Control y seguimiento: monitorizar humedad y temperatura con registradores para validar la mejora.
Métodos habituales para aislar suelos en casas antiguas
La elección depende de la estructura existente, la altura disponible y el uso previsto:
- Solera flotante con barrera de vapor
Retirada de pavimento y, si procede, de la solera antigua. Nueva base, barrera de vapor continua, paneles aislantes rígidos (XPS, EPS de alta densidad, vidrio celular o corcho), junta perimetral y recrecido. Ideal para viviendas con altura suficiente y compatible con suelo radiante. - Cámara sanitaria ventilada (cúpulas/iglús)
Se crea un espacio de aire bajo el pavimento que interrumpe la capilaridad y permite ventilar. Muy eficaz cuando el terreno mantiene humedad constante. - Aislamiento en suelos de madera
Retirada del entablado superior, colocación de lámina corta-vapor, aislante entre viguetas (lana mineral o corcho), membrana transpirable y tablero estructural. Mejora térmica y acústica sin añadir peso excesivo. - Rellenos ligeros para suelos de tierra
Geotextil, capa de arcilla expandida, lámina anticapilaridad, aislante (XPS o vidrio celular) y recrecido. Una solución equilibrada para viviendas con suelo natural. - Aislamiento proyectado in situ
Poliuretano proyectado para generar capa continua en bases irregulares. Requiere barrera de vapor previa y control de emisiones. Útil cuando la altura útil es limitada. - Sistemas de bajo espesor
Aerogel, paneles de vacío (VIP) o láminas multicapa reflexivas. Alternativas para rehabilitaciones con cotas comprometidas.
Aislantes para suelos de hormigón
En losas o soleras de hormigón, el aislante debe equilibrar conductividad, absorción de agua, resistencia a compresión y compatibilidad de uso:
- XPS: muy baja absorción de agua y alta resistencia.
- EPS de alta densidad: económico y estable, adecuado para cargas moderadas.
- Vidrio celular: barrera total al vapor y alta resistencia.
- Corcho expandido: opción natural con buen desempeño acústico y térmico.
- Arcilla expandida: útil para regularizar y aligerar, siempre acompañada de membrana estanca.
El espesor habitual oscila entre 30 y 80 mm, ajustado a la transmitancia objetivo y al sistema de climatización. No olvide la junta perimetral para minimizar puentes acústicos.
Opciones modernas y de alto rendimiento
- Geocompuestos drenantes: alivian la presión de agua bajo la solera.
- Membranas líquidas (poliurea, poliuretano): aplicadas in situ, crean barreras continuas.
- Barreras reactivas por inyección en muros: combinadas con recrecidos transpirables.
- Ventilación subterránea con control higrométrico.
- Morteros de cal NHL y acabados transpirables.
- Monitorización IoT: sensores para validar el desempeño real.
Consejos para elegir el mejor sistema
- Diagnóstico primero: resolver entradas de agua antes de añadir aislamiento.
- Compatibilidad material: priorizar soluciones transpirables en fábricas antiguas.
- Altura disponible: seleccionar aislantes de bajo espesor cuando las cotas sean críticas.
- Uso y cargas: ajustar densidades a mobiliario, equipos y tránsito.
- Continuidad y detalles: sellar bien solapes, pasos e instalaciones.
- Acústica: incorporar láminas acústicas y juntas perimetrales.
- Climatización: planificar pensando en sistemas futuros (suelo radiante).
- Normativa: cumplir CTE, control de radón y requisitos de reacción al fuego.
- Visión integral: coordinar mejoras en suelo, fachada y cubierta para mayor rentabilidad.
Aislar el suelo en casas antiguas exige cortar la capilaridad, garantizar estanqueidad y seleccionar un paquete térmico compatible con la estructura, la altura disponible y el uso previsto. Con un diagnóstico riguroso y una ejecución cuidada, el aislamiento se traduce en más confort, eficiencia energética y durabilidad para toda la vivienda. En Rostrinium, nuestra empresa, aplicamos este enfoque tanto en proyectos de rehabilitación como en la construcción de viviendas, ofreciendo soluciones técnicas que combinan calidad, eficiencia y respeto por la arquitectura existente.
